Museo de los Aretes Perdidos

Sobreviviente

Mi abuela Cornelia Cisneros, originaria de Penonomé, fue una persona excepcional. Conversadora, trabajadora, alegre; capaz de sobrepasar cualquier obstáculo; católica practicante y un ejemplo de honradez y servicio.

En sus años mozos le encantaba bailar y cantar en los tamboritos y participar en las mojaderas y los culecos, muy diferentes a lo que hoy día se practica, según nos conversaba. ¿Podrían venir esos zarcillos de principios del siglo XX cuando era una jovencita y podría comprarlos? No lo sé, nunca hablamos sobre ello.

A mi hermana y a mí nos procuró una buena educación y buenas maneras, lo que logró con el concurso de nuestros padres. Además, nos enseñó mucho sobre la historia de Penonomé, incluyendo relatos de la Guerra de los Mil Días y sobre comidas tradicionales. 

Poseer esos zarcillos tenía para mí un valor incalculable y perderlos me ocasionó una gran pena.   De tal manera, mostrarlos en un museo significa compartir un poco de la esencia de mi abuela.

Cornelia nació en Penonomé el 16 de septiembre de 1886 y murió en Penonomé, el 29 de octubre de 1985.

 Marcela Camargo
Año, 1923.





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